Consta que Bernat de Centelles lo adquirió de manos de Guillem de Rocaberti arzobispo de Tarragona. En 1409 lo adquieren los señores de Tamarit que lo hacen con título de barones de Rodonyà. Los últimos de habitar-lo fueron los Vilallonga (señores de Estaràs) los que lo vendieron junto con todos los bienes del año 1868. A finales del siglo XIX pasó a ser propiedad particular de un vecino de Rodonyà pero a continuación pasa a ser propiedad municipal. Edificio del que se conservan los muros de contención almenados y algunas paredes interiores.
En 1985 fue declarado Bien de Interés Cultural.